jueves, 13 de marzo de 2014

Niña africana



Mañana no se rendirá el sol.
Lo sabrás porque retomarás
el viejo camino que va a la escuela,
y no te asaltará el miedo tras las dunas
ni abrirán fuego sobre tus pisadas.
Porque el sol está de tu parte,
liberarás la risa secuestrada en los labios,
lejos del lodazal supersticioso
que amordazó las esperanzas.
No dejes que los buitres
escarben en tus ojos
dos piedras semipreciosas.
No dejes que tus pestañas
se pierdan en el rojo sucio
de los diamantes incendiados.
Esta vez tu corazón no temblará
cuando chillen las metralletas,
ni se rendirá tu voz ante quienes
pretenden secuestrar tu boca.
El sol está de tu lado, niña africana,
y la mañana te espera.

Rocío Rubio
                                  

Háblale al viento del Sáhara



Hija y nieta del desierto,
las leyendas se trenzan en tus dedos,
negros designios de quienes
lloraron alguna vez de sed.
Tu alma no entiende de banderas,
de bandos militares ni de revanchas.
Tu alma infantil se hizo mayor
entre saqueos y huidas,
antes del tiempo de las rosas.
Sin muñecas a las que mecer
entre tus finos brazos,
en campos de refugiados
donde desafinan las canciones de cuna.
Y sin embargo rescatas la sonrisa
del pozo de tu sino,
y le cuentas al viento del Sáhara
que algún día llegarás a ser maestra.
Nadie masacrará tu alegría
mientras la ilusión se desborde
por tus ojos, limpios de afrentas.

Rocío Rubio