jueves, 13 de marzo de 2014

Háblale al viento del Sáhara



Hija y nieta del desierto,
las leyendas se trenzan en tus dedos,
negros designios de quienes
lloraron alguna vez de sed.
Tu alma no entiende de banderas,
de bandos militares ni de revanchas.
Tu alma infantil se hizo mayor
entre saqueos y huidas,
antes del tiempo de las rosas.
Sin muñecas a las que mecer
entre tus finos brazos,
en campos de refugiados
donde desafinan las canciones de cuna.
Y sin embargo rescatas la sonrisa
del pozo de tu sino,
y le cuentas al viento del Sáhara
que algún día llegarás a ser maestra.
Nadie masacrará tu alegría
mientras la ilusión se desborde
por tus ojos, limpios de afrentas.

Rocío Rubio

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