domingo, 19 de mayo de 2013

Aborrecer la música


Aborrezco la música, los pentagramas que escribí
antes de que me traicionaran las musas.
Aborrezco todas las vocales que me llevan a ti.
El fantasma de tu nombre gravita orgulloso
en esta habitación sin ventanas:
llora antiguas canciones retenidas
para siempre en la telaraña de mis neuronas.
Hoy me reconozco débil. No encuentro versos
para cantar a un febrero tan terrible.
Talibanismo musical de mi corazón hostil
que no quiere escuchar ninguna nota alegre.
Se burlan de mí las corcheas, 
las redondillas
que danzan sobre la partitura de mi desgracia.
Se conjuran las ninfas para que no deje
de recordarte nunca, como el último resquicio
de mi memoria continuamente asaltada.
Cómo no despreciar la música. 

Rocío Rubio

Del poemario Las corcheas de la desgracia.

viernes, 10 de mayo de 2013

Sin mares



No hay mar al que asomarse
ni conchas por las que restregar el olvido.
Las ganas de exorcizar tu recuerdo sólido
languidecen en la complicidad de mi vigilia
falsa, en el tormento de mi declinar fingido.
Ahora que me arrebataron la costa
se extinguieron los matices de la paleta,
se atrofiaron los sentidos que me permitían distinguir
los azules de los verdes, el agridulce de lo amargo.
Sol licuado tus ojos a lo lejos.
El deseo reprimido se esteriliza en los surcos
de las comisuras de los labios, muere en las arrugas
tempranas de los senos.
La certeza del sur en los cuadros del pasillo
me persigue en una nostalgia repudiada y silenciosa.
Volver al sur, al mar, volver a ti.
Busco en esta ciudad esquiva y canalla
una palabra que evoque el cian de mi cielo,
decir que me acuerdo de ti sin atragantarme.

Rocío Rubio

Del poemario Gótica ninfa