No hay mar al que asomarse
ni conchas por las que restregar el
olvido.
Las ganas de exorcizar tu recuerdo
sólido
languidecen en la complicidad de mi
vigilia
falsa, en el tormento de mi
declinar fingido.
Ahora que me arrebataron la costa
se extinguieron los matices de la
paleta,
se atrofiaron los sentidos que me
permitían distinguir
los azules de los verdes, el
agridulce de lo amargo.
Sol licuado tus ojos a lo lejos.
El deseo reprimido se esteriliza en
los surcos
de las comisuras de los labios,
muere en las arrugas
tempranas de los senos.
La certeza del sur en los cuadros
del pasillo
me persigue en una nostalgia
repudiada y silenciosa.
Volver al sur, al mar, volver a ti.
Busco en esta ciudad esquiva y
canalla
una palabra que evoque el cian de
mi cielo,
decir que me acuerdo de ti sin
atragantarme.
Rocío Rubio
Del poemario Gótica ninfa.
Un poema que convoca a la dualidad de la lejanía: una búsqueda de objetos para combatirla; un combate que por los objetos no se termina.
ResponderEliminarPerfectamente explicado, Kurt. Es difícil desprenderse de las connotaciones que arrastran los objetos.
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