Y hoy me levanto con la certeza
la vagabunda de calles infectas
a la que nunca besarías.
De ser la cenicienta que llega
tarde a la cena del hospicio,
la que subastó su cristalino zapato
por una falda de tres euros.
La que repudian desde los
escaparates de las tiendas de lujo,
la eterna fracasada que se conforma
con que la miren a los ojos.
La que nunca conoció un mes de abril
ni la caricia verdadera.
El despojo de una sombra que cruza.
Rocío Rubio
Creo que todos en algunos momentos de nuestra vida nos hemos sentido así...y a pesar de ello se puede sacar belleza de esa situación, como muestra tu poema
ResponderEliminarGracias por tu comentario, francho.na. Yo busco la poesía en lo más subterráneo, donde los sentimientos están sin edulcorar.
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